27/03/18. Siguiendo las instrucciones del Juzgado Número 1 de Mula, la Guardia Civil ha entregado al Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz cerca de una veintena de piezas arqueológicas, que fueron robadas en el año 2014 de los fondos del Museo Arqueológico Municipal ‘La Soledad’.


La mayor parte de los elementos recuperados por el Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil pertenecen al yacimiento de la necrópolis tumular ibérica ‘El Villar’, localizado en la pedanía de Archivel, aunque también se encuentra un pequeño conjunto de elementos cerámicos y parte de un capitel en bastante buen estado de conservación del ‘Cerro de la ermita’ de La Encarnación.

Hasta el momento se han localizado unas 20 piezas, de las 43 que fueron sustraídas de forma ilegal de dependencias del Museo Arqueológico ‘La Soledad’ en febrero de 2014, tal y como ha detallado el arqueólogo municipal, Francisco Brotóns. Estas fueron localizadas por la Guardia Civil en el marco de la operación 'Operación Lignum’, entre las miles que se interceptaron en la vivienda de un vecino de Bullas, y es posible que el resto de elementos robados sea también localizado en breve, ya que en su mayor parte las piezas van claramente identificadas.

Entre las piezas que ya han sido devueltas al Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz, a través del Museo Arqueológico ‘La Soledad’, se encuentran vasos, platos y tinajillas de cerámica ibérica pintada, así como una pesa de telar circular, entre otras.

La necrópolis tumular ibérica de Archivel, de donde procede la mayor parte de las piezas recuperadas, se localiza junto a la vieja ruta natural que ponía en comunicación la costa mediterránea con la Alta Andalucía, siguiendo los cursos fluviales de los ríos Segura, Argos-Quípar y Guadiana Menor. Hasta la fecha se han excavado 113 tumbas de diversos tipos que alojaban las cenizas de los difuntos, acompañadas con frecuencia de diversos objetos de ajuar, destacando especialmente las armas y las pesas de telar. Debió estar vinculada a un núcleo secundario en la jerarquía del poblamiento ibérico de la cuenca alta de los ríos Argos y Quípar que no ha podido ser todavía localizado. Presenta un desarrollo diacrónico que abarca sin solución de continuidad desde el siglo IV a.C. hasta el siglo I a.C., manteniendo la zona el carácter cementerial hasta los inicios del siglo II d.C.